Halloween se ha
convertido en una de las fiestas más importantes de los centros educativos. Lo
que comenzó siendo una actividad de la asignatura de Inglés, ha terminado invadiendo
todo el colegio y ha llegado incluso a salir del recinto escolar para
convertirse en una fiesta infantil y juvenil muy importante, posiblemente, la
más importante.
Por mi parte, creo
que la fiesta escolar de Halloween está siendo desproporcionada, en la mayoría
de los casos. A continuación expongo mis reflexiones después de sufrir año tras
año esta celebración.
En primer
lugar, es una fiesta totalmente ajena a nuestra cultura que pertenece al mundo
anglosajón. Comenzó siendo un contenido de la asignatura de Inglés que formaba
parte de ese bloque que se llamaba “cultura británica o anglosajona”. No
entiendo por qué celebramos una fiesta tan lejana culturalmente, aunque cada
vez menos, e ignoramos fiestas y celebraciones de nuestra cultura: por ejemplo,
a penas se celebra en los colegios la fiesta de la Constitución o fiestas
locales.
La fiesta de "Todos
los Santos", que sería la versión española de Halloween, tiene otros símbolos,
ritos y significados. El tratamiento de la muerte, por ejemplo, y de los seres
queridos que ya no están entre nosotros, es mucho más humano y afectivo que el
anglosajón de Halloween. Se mantiene una cierta relación familiar con los que
ya no están entre nosotros. Nada que ver con el enfoque terrorífico, macabro y "friki"
de la fiesta anglosajona.
La segunda
reflexión sobre la fiesta escolar de Halloween, es que se trata de un momento
en el que se pone de manifiesto el complejo de inferioridad cultural que
tenemos en nuestro país, hacia lo anglosajón en general, y hacia lo
norteamericano en particular. Halloween es la versión siglo XXI de “Bienvenido
Míster Marshall”. Siempre pensamos que los demás, son mejores y más valiosos
que lo nuestro, de lo que normalmente, nos avergonzamos.
De este
complejo de inferioridad viene que asumamos tan felices la invasión cultural
que llega a cada vez más ámbitos. Nos están invadiendo en la dieta, con esa
apuesta por la comida basura y comida rápida. Nos invaden en las celebraciones
y símbolos, por ejemplo, en la Navidad, en la que hemos hecho a Papá Noel como
algo propio de toda la vida. En el lenguaje, en el que cada vez se incorporan
más anglicismos; y por supuesto, en eso que queremos llamar “bilingüismo”, o
“plurilingüismo”.
¿Qué será lo
próximo? Seguramente celebraremos “el día de acción de gracias” y nos comeremos
un pavo en familia,. Qué pena que no se nos pegue lo bueno de la cultura
norteamericana, como el espíritu verdaderamente democrático, su sentido de la
libertad, el espíritu emprendedor o su sentido de la multiculturalidad.
Pero no pasa
nada: ya tenemos aquí la fiesta escolar de Halloween. Después de ella, los supermercados
comenzarán a colocar los turrones y polvorones en sus estanterías y los conocidos
comenzarán con el acoso de la lotería de Navidad. Al menos, eso, los turrones,
polvorones y lotería de Navidad, sigue siendo de nuestra cultura.
Julián Trullenque